domingo, 30 de diciembre de 2012

El uso y el prestigio de la razón

En una conversación reciente sobre temas filosóficos escuché decir que la racionalidad se encontraba en algo así como su ocaso. Tal enunciado, claro, contiene propiedades que son extra lógicas. Además, salvo en el caso en que se parta de la noción de una historia, ya lineal o dialéctica, en la que sus momentos se suceden siguiendo el encadenamiento de un orden, justamente, racional; es evidente que no puede ser abordado en ninguna crítica que se se sirva de medios absolutamente apriorísticos.

Si alguien dijera que, en primer lugar, no puede decidirse por medios puramente lógicos si el devenir histórico otorgará tal o cual lugar a la racionalidad, y en segundo que de hacerlo sólo será sobre la base de algún elemento extraído de un conocimiento de ese mismo devenir de un modo intuitivo, sin duda habrá quien quiera responderle que ese enunciado no se reivindica racional, y por ende nada le afectará tal observación. Y como presumiblemente los argumentos meramente formales no serán muy persuasivos en un caso así, deberán esgrimirse otros.

Además, toda la discusión podría ser declarada de "abstracta" (según el uso que recibe el término en ciertas esferas jurídicas) por quien pretenda que la situación aseverada es un hecho presente.

Lo cual nos lleva a un punto de caracter más esencial, a saber, el sentido del enunciado en cuestión. Y, en particular, del termino racional.

Es costumbre en los debates retóricos la subsumsión como modo de reclamar razón. Así, se evoca una palabra como nombre de aquello que el interlocutor esgrime contra una determinada posición para desacreditarla, dejándola así a salvo.

Debates emprendidos en formas semejantes son a no dudarlo los más habituales. Y esto no es de hoy. ¿Qué pasa entonces con la racionalidad, moderna o no?

Es cierto que en la edad moderna la racionalidad ha logrado extender sus confines y abarcar para sí mayores porciones culturales. Pero debe diferenciarse este hecho, el de la extensión efectiva de la influencia de la razón y la lógica, del de la extensión de su prestigio.

La segunda cuestión es más bien política. Es obvio que el uso del prestigio de la razón como fundamento suficiente de alguna proposición no es para nada racional. Es, si se quiere, una forma del argumentum ad verecundiam.

Me imagino, entonces, que para quien la racionalidad se encuentre en algo así como su ocaso, se refiere sin duda a su prestigio. Asumamos esto en lo que sigue.

¿Es esto así? Bueno, ya seguir con esto sería aventurarse en un especulación extrema, con la enorme desventaja que no se trataría de una especulación pura, y así conllevaría sobrepasar los confines del uso recomendado de la misma. Se me ocurre que tales ámbitos del "saber" es el refugio de las especulaciones de deseo (o "elucubraciones de deseo"). Y como el deseo no es sólo de una instancia, el especulador dirá en tales casos lo que quiere que sea, o un deseo contrario a él, etc.

Desde tal punto de mira, parece claro que quienes no han dedicado un gran trabajo al uso racional de la facultad especulativa puedan aseverar la proximidad de un ocaso como el evocado en el post, mientras que quienes lo han hecho por años aseveraran enunciados divergentes. Entonces se vuelve un debate de exhortaciones.

La pregunta es ¿es un debate de tal naturaleza una pérdida de tiempo? Muchos lectores acordarán en que sí lo es. Pero también habrá quienes no consideren de ese modo al entretenimiento, y se entretengan con tales debates, ya sea que formen o no parte de los alocutores.

Pero existe un hecho (lo doy por asumido, pues supongo que todo lector estará de acuerdo, y de no ser así los comentarios permitirán ser ocasión para decir algo más al respecto) y es que tales debates existen, lo han hecho desde hace mucho y muy probablemente sigan haciéndolo. Pareciera haber pues en la razón cierta propensión al entretenimiento, que limita sin duda por lo demás su capacidad productiva.

Y ¿cuál es el lugar de la racionalidad en el entretenimiento de la razón? Antes de dejar lugar a los comentarios (los haya o no) quisiera indicar una cuestión ligada bastante, creo, a esta última pregunta.

En el supuesto avance de la razón durante la época moderna y contemporánea, se han visto desprestigiados distintos modos de argumentación no circunscriptos al conjunto de aquellos basados en al lógica. Ese desprestigio ha hecho, sin duda, que en determinados ámbitos dichos modos se hayan visto reducidos en cierta medida (digo cierta medida, pues no creo que lo haya sido en ningún caso de manera cabal, sea o no por razones de necesidad). Sea cual fuera el nivel de dicha merma, ésta se vuelve notoria al leer sus debates. Pero existen determinados ámbitos donde no se ha corroborado de ninguna manera dicha merma, y una retórica no racional parece regir el pensamiento. El de la oferta publicitaria es sin duda un lugar donde tal cosa se observa con claridad, o al menos que se vé en un análisis lógico se sus enunciados. Y esto es así, incluso, en aquellos casos en que se invoca el prestigio de la ciencia en favor de un producto (frecuente en medicamentos, determinados alimentos para niños, etc.).